Mareas Azules

El tiempo casi llega... Los deseos son cada vez mas fuertes... El destino espera...

Monday, February 06, 2006

Marte, Venus y Estrella.....s


Un gran retraso en las mareas, pero las aguas cambian su curso de regreso a casa, una disculpa a todos. Espero que las cosas nuevas de costas lejanas les gusten

Conforme se acercaban a la hermosa construcción de alabastro, los gemelos veían maravillados el brillo de Sol sobre el planeta. Luna no pudo evitar suspirar, pues recordó su infancia, antes del tiempo, cuando sus padres aún paseaban bajo los frescos jardines en su hogar.

Los argentos lobos se quedaron en las entradas del palacio, mientras la familia avanzaba sin hacer ruido hacia los jardines, que ahora en vez de jazmines, tenía una alfombra de pensamientos blancos, cubriendo como nieve floral el suelo. Los gemelos sorprendidos por lo parecido que era este blanco castillo a su hogar, iban comentando en susurros. Luna volteaba hacia las habitaciones, esperando escuchar los suaves pasos de su hermana mayor.

En ése momento, Marte escuchó un leve crujido, como si alguien pisara las hojas frescas. Girando con velocidad, esperando encontrar un guardia o al mismo Sol, no supo que hacer al ver la frágil figura de una jovencita.

Su cabello, casi azul, caía sin vida sobre sus hombros. Tenía una piel pálida que emitía un fulgor suave en comparación a las presencias radiantes de Marte y Venus, unos ojos tornasoles que miraban con miedo las imponentes figuras completaban el cuadro.

Venus, al ver a otra chica de su edad, gorjeó de alegría y se acercó a ella, tomándola del brazo la llevó hacia el prado de pensamientos y se puso a bailar. Estrella, deslumbrada, rió y acompañó a Venus en sus movimientos, mientras Marte las veía atontado.

Luna vió de inmediato el parecido entre la delicada muchachita y sus parientes, sintió una ligera tristeza al pensar que Aurora no mencionara el tener una hija. Ella sabía que no era buena idea hablar de los gemelos, en caso de que Sol se enterara. No sabía como reaccionaría el herido astro ante su condición de madre.

Pasaron las horas y los primos hablaron, de lo que conocían del mundo, de la noche, del encierro de Estrella y de sus respectivos padres. En poco tiempo crearon el cariño de años compartidos y descubrieron cosas que no imaginaban. Mientras Luna, fiel a la costumbre, se sentaba en la fuente donde su conejo jugara, la pálida jovencita mostró todo el palacio a sus nuevos amigos.

Aturdidos los cuatro entre la nostalgia y la alegría, no notaron que la luz del mundo se apagaba y un fiero carruaje volvía a todo galope a casa.

Sol, acostumbrado a pasar las noches con su hija, casi se desmaya al ver la silueta de Luna recortada sobre la fuente. Su imagen era ya de una adulta, regia y distante, era más de lo que él hubiera imaginado jamás. De repente olvidó a Aurora y a Estrella, olvidó quien era, y lo que no debía hacer.

Se lanzó con pasión demencial sobre Luna, la cual, horrorizada, alcanzó a gritar pidiendo ayuda.

Marte se irguió del sillón donde descansaba de la tarde de juegos, su sangre divina se heló de miedo ante el grito de su madre. Con lanza en mano, voló al jardín con una velocidad inimaginable, para encontrar la escena violenta que se desarrollaba sobre los pastos.

Sin titubear, Marte enterró la lanza en el costado de Sol, haciendo correr áurea sangre. Luna, con lágrimas de rabia, se levantó sin daño alguno. Venus y Estrella llegaron al mismo tiempo que Aurora traspasaba la entrada del blanco palacio.

El hijo del Día se levantó adolorido y furioso, pero su coraje se transformó en incredulidad al ver los rostros de los jóvenes. Era obvio quienes eran, sus rostros eran semejanza pura a la dama plateada y a aquel negro rival.El muchacho pelirrojo, con la lanza manchada de oro, lo veía amenazante. La beldad de ojos rosados, tenía la mirada tan fría y despectiva como Luna.

Entonces reparó en Estrella: Su hija lloraba, sin sonido alguno, solo veía correr lágrimas por sus mejillas que se convertían en cristales preciosos en tierra.

-Mi niña! Que le han hecho a mi hija!?- Gritó desesperada Aurora al ver que el fulgor suave de la chica se apagaba con cada lágrima vertida.

De repente, se desplomó en brazos de Venus. Su madre y Luna fueron a socorrerla, mientras Marte, herido por no poder ayudarla, seguía apuntando a Sol por si acaso se movía. Pero este, veía aterrorizado los pensamientos, que empezaban a marchitarse.

-Mami- murmuró Estrella –Papá te hizo daño, le hizo daño a Luna… Marte dañó a papá… Porqué?-
Aurora, sollozando arrullaba a la criatura que seguía opacándose –No lo sé, mi amor, no lo sé…-
-Venus…- tosió –Recuerdas que me dijiste que los corazones fuertes no se rompen?- Ella asintió, acariciando su rostro. –El mío se rompió, tu mamá es la dama plata, papi nunca me quiso a mi…-

En ése momento Sol, sintiendo que el alma se le desgarraba, avanzó hacia Estrella sin hacer caso de las protestas de Marte. Se arrodilló y pidió disculpas a su hija, alzando la voz preguntándose quien podría ayudarla.

No había acabado su plegaria cuando el viento arreció y un óvalo negro se abrió ante ellos. Joenoc, vestido como un emperador, apareció a través de él. Tomando a su esposa de la mano, se acercó a la niña agonizante.

-No puedo hacer nada para devolverla, toda su alma se ha convertido en esto…- Dijo, al tomar las brillantes piedras del suelo.
-Mi Estrella no! No quiero que mi hija muera!- Gritó azorado Sol mientras Aurora lloraba sin parar.
-No es muerte lo que has dado a tu hija, pero ella ha perdido toda fé en ti, que eras todo lo que conocía… Ya no puede permanecer en el Día.-
-Pero, es que también tomas a mi hija entre tus trofeos?- Rugió el inmortal.

Joenoc, sin hacer caso, hizo una seña a los gemelos para que recogieran los cristales. Venus cortó un trozo de su vestido para envolverlas en un pequeño paquete. Tanto ella como Marte derramaron perlas y rubíes por la pérdida de Estrella, pero ellos no se apagaban al sufrir.

Pronto, todo lo que quedaba de la damita, era la túnica que la cubría, que su madre abrazaba gritando desconsolada. Sol, destrozado, estaba sentado y con la mirada perdida. No hacia caso a su herida, el dolor que sentía era mayor del que se podía expresar llorando....


2 Comments:

  • At 3:23 PM, February 06, 2006, Blogger Der Fenrir said…

    ¡Ya te habías tardado! Pero valió la pena la espera.

    Pobre estrella... tal fue la impresión que se estrello y se hizo cachitos.... ja ja ja. (mal chiste, lo se)

     
  • At 9:20 AM, February 07, 2006, Anonymous Anonymous said…

      Por el orgullo y arrogancia, de un dios que se olvida de sus deberes y se crece en su divinidad, creyendo que todo le pertenece por el simple hecho de ser dios...

      Que iluso y que humano se ve al tener esa clase de errores y comportamientos infantiles, ojalá algún día, entienda que esa actitud sólo lo lleva a la soledad.

      Muy bueno, en serio.

    Ealan vaiwa, ealan lume
                Alion

     

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