Mareas Azules

El tiempo casi llega... Los deseos son cada vez mas fuertes... El destino espera...

Tuesday, May 09, 2006

Este adentro

La arena fuera del mar llega a lastimar.

El sol es tan brillante, los ojos sueltan pequeñas gotas saladas al verlo de frente. Alion alivia esto cubriendo la luz con sus alas mientras ambos comen algo.
Ella se siente rara, su cabello, de movimiento grácil, ahora está seco y su textura es como una cascada que no se mueve. La piel, cubierta de arena cristalina ha tomado un tono acanelado después de un par de días de estar fuera de su viejo hogar.
Alion tampoco está en su ambiente, no acostumbra pisar tierra tanto tiempo, pero contento de tener alguien con quien platicar, sacrifica algunas horas de vuelo.

Kaiare le describe el mar, el lecho coralino, los tonos intensos de los seres acuáticos, las corrientes tibias y los oscuros abismos. El alado habla de corrientes, pero de aire turbulento y cálido, de nubes blancas y suaves y otras grises y pesadas, de truenos, rayos y lluvia, amaneceres coloridos y atardeceres inspiradores, de la vista desde el cielo sea día o noche.
Se sonríen, no son tan diferentes en realidad. El calor termina agobiando a Alion y busca agua. Ella propone acercarse a la playa, pero el agita la cabeza. El agua del mar no la puede beber.

Ella se confunde, pues si no es del mar de dónde...?

Se van adentrando hatsa que aparecen las plantas de la tierra: palmeras, pastos, flores tan hermosas como anémonas, musgos... Ella maravillada escucha a Alion explicarle cómo la lluvia les da vida. Pero el agua de lluvia, antes de caer en el océano, tiene un carácter diferente.

Siguen caminando hasta escuchar el inconfundible coro de un río. El líquido transparente corre presuroso sobre rocas talladas que parecen perlas ovaladas. Los peces, pequeños y de colores apagados, se ocultan en pequeños recovecos y entre las raíces de los lirios. Unos cuantos nenúfares dan tonos violáceos al paisaje mientras flotan delicados.

Kaiare se agacha, es tan diferente a lo que ella suponía. LLeva un poco de frescura a sus labios, le sabe dulce, pero más que algo azucarado, es por el hecho de que casi no sabe a nada. Tiene la esencia de los caminos recorridos, no tiene las sales de la arena, pero rebosa del oscuro aroma de mundos desconocidos.

Mira río arriba, entre los tropicales helechos de la selva se pierde el camino del vital fluido. Alion sonríe, curioso de que este mundo pueda ser tan incomprensible a otro ser. El nunca ha perdido la capacidad de maravillarse, y tener cerca otra clase de inocencia es enriquecedor.

Kaiare lo acribilla de preguntas, el no ignora algunas repuestas, pero al fin y al cabo, es por eso por lo que viaja.

No todo el mundo es así, y ambos tienen sus motivos para conocer más. Ella recuerda entonces una mención antigüa, sobre árboles cónicos y brisas frías, bellotas y aromáticas maderas.

El ángel entiende pronto, extiende sus alas e invita a la dama a conocer el viento. Antes de que ella responda la levanta y en un poderoso aleteo, sus tres pares lo impulsan a la cúpula celeste...

Monday, May 01, 2006

La Costa del Este

Aire
Agua
Tienen cuatro letras, se parecen en muchas cosas....
Lo primero que sus ojos vieron al salir del mar fue un nuevo tono de azul, que salpicado de algodones blancos, cubría la inmensa bóveda celestial.
La luz del Sol, era tan brilante que tuvo que entrecerrar los ojos. Trató de enfocar algo a su alrededor, pero sólo alcanzaba a ver el horizonte, donde los tonos añiles se fundían en un límite inexistente.
De repente se sintió perdida, como aquella ocasión en que entró al océano sin compañía. El mar trataba de jalarla de vuelta, mientras que el aire arrancaba la humedad de su cabello; se quedó sin saber que hacer hasta que apreció una sombra. Tardó unos segundos en entender que había algo sobre su cabeza. Alzó la mirada y una figura inconcebible para ella se acercó dando gráciles giros sobre la marea.
Se detuvo a la suficiente altura para que las olas no le salpicaran. Su rostro reflejaba al mismo tiempo paciencia y picardía, sangre fría y buenos sentimientos. Era realmente un mosaico exhuberante de expresiones, que se completaban por tres pares de alas que remataban su imponente presencia.
Las alas blancas, emplumadas como un cisne, daban el aspecto de luz y tranquilidad que uno espera de un arcángel. Las plateadas, aceradas y brillantes, reflejaban el rostro de Kaiare sin verse artificiales. Cada pluma parecía una escultura perfecta en metal precioso, que un genio había acomodado de manera armónica sobre su más grande obra. Las negras en cambio, a pesar de su perfección y la lustrosa suavidad que demostraban, inspiraban cierto recelo, a la vez que cierta fuerza atraía la vista sobre ellas, como la tentación sobre los corazones.
Cada par parecía pertenecer a otra persona, a la vez que se adaptaban ala perfección a este ser. Kaiare hizo muchas preguntas, Alion contestó contento. Alión inquirió otras tantas, Kaiare no pudo contestar todas, prometiendo hacerlo cuando pudiera.
Siendo sólo un primer encuentro, había un lazo invisible entre el ángel de viento y la dama del mar, algo que no se limitaba a ellos dos. Sintiendo esto, unieron sus caminos, guíandole el alado hacia un lugar que ella sólo había imaginado: Tierra firme.